Brindis por nuestro orgullo de gente

Es cierto que, en momentos como este, se hace cuesta arriba pensar en el disfrute. Pero volver a sentarse alrededor de una mesa, dejarse envolver por los aromas de nuestros platos del mar, y sentir el abrazo de los sabores conocidos es también una forma de construir algo nuevo, de sostenernos los unos a los otros. No es por trivializar el dolor ni por olvidar a quienes nos faltan, sino por recordarlos de la manera en que siempre lo hacemos en España: juntos, en comunión, en la alegría humilde de los encuentros y en la riqueza compartida de nuestra cocina.

En la risa a veces tímida, en la conversación pausada, en el brindis que se alza también en honor a quienes ya no están, encontramos esa chispa de vida que necesitamos para seguir adelante. Nos reunimos no solo para comer, sino para sanar, para darnos fuerza. Con cada plato que llega a la mesa, sentimos la vibración de un país que sigue adelante, con cicatrices, sí, pero también con una capacidad infinita de reponerse y de reencontrarse.

Patricia Vasco Campos